Jamás pidas de otra besos ni caricias,
solo mis manos te darán la extraña sensación de saciedad
que buscas en cada vuelo.
Quiero poseer de ti cada centímetro de piel
y dibujar en invisible la intensidad de mis besos.
Dame en tus brazos la bienvenida
y el final de cada día.
Te daré en mis labios el sabor de aquella primavera.
Y seré en ti la gacela que corre con intensidad,
la mariposa que encanta tus ojos
y la flor nocturna que te llena con su aroma.
Tu, el ave que deseo encontrar,
la frescura de alta mar en el mediterráneo.
Jamás busques el amanecer en otra estación
que aun la más oscura noche te llevará a mi brazos.