terça-feira, 11 de março de 2014

Mi ciudad anhelada




Detrás de la sombra de tristes mortales
Se observan los azules encriptados de los ojos que no ven.
Enlazados los brazos de quienes lo gobiernan todo,
Un espejo flotante muestra la conformidad
De un nuevo mundo que cambia langostas por pan.
Y veo en ellos las sonrisas del control
Mientras las llamas consumen la carne,
La red oscura esconde todos los peces del mar.
No hay alimento en este nuevo mundo.

Cuando los que no están se han marchado,
Los que ahora sobreviven saben que su Esperanza,
era la bandera de Fe que perseguían.
La libertad ahora es la que en los años oscuros
Han aborrecido desde las entrañas,
Y el sueño que brillaba en sus mentes,
El que han perseguido hasta este punto,
Se ha convertido en las cenizas 
Que dejan las llamas escarlata.

Si todo era un cuento, si Aquél una fantasía
¿Cómo entonces el presente que ahora viven
Se revuelve en el estómago y produce el más amargo dolor?

La angustia se hace eterna, los lamentos incontables.
El dolor corre por las venas y es insaciable.
Consume en cada transcurso el alma.
Porque Aquél que solo recibió de mi rechazo
Se ha convertido en mi Esperanza.

Ay! de mi cuando me hallen 
Entre los escombros de la nueva ciudad implantada.
Porque he corrido tras Aquél
Que ha restaurado mi ciudad anhelada.

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