terça-feira, 18 de janeiro de 2011

Otoño en agonìa





Soy yo?
O la extraña soledad del otoño en agonía?
No sé, pero hasta el más pequeño rincón de la casa recuerda tu esencia.
Y me rehuso a olvidar, porque pensarte me hace sentir viva!

Las doradas hojas de los árboles caen,
el inverno no tarda en llegar hasta mi villa.

Prometí el no olvidarte, pero aunque lo intentara no podría.

Mientras todo sigue en calma y las personas transitan frente a mi ventana,
las manecillas del reloj corren más lentamente que de costumbre,
pareciera que el tiempo al fin dejo de tener prisa.
Sabes que no soy fuerte, y sin embargo sigo aquí,
disfrutando aun de tu recuerdo,
viviendo nuevamente el ayer azul y verde de tu encantadora sonrisa.

Una vela en extinción ilumina la casa ésta noche
y yo todavía tengo historias que contar,
pero el tiempo no correrá despacio por siempre.
Y aun me aferro al eco de abril,
en la muda soledad que pasó cuando llegaste.
Ahora que te has ido, vuelven a mi los recuerdos de Neruda,
el pasaje de las historias de amor atenuadas.

He recorrido la casa buscando un susurro de esperanza
y ahora casi al final de todo,
la alegría de tu amor y mis años entregados a tu alma,
son al parecer la más profunda y certera condición de mi existencia.





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